sábado, 23 de enero de 2010

Otro pueblo elegido

“El verano da para lo que da”, me dices mientras me plantas en la cara una foto de periódico que muestra la imagen en bikini de la vicepresidenta del gobierno, en una playa barcelonesa.
Te respondo que luce mejor tipo que vestida, lo cual resulta sorprendente teniendo en cuenta su edad –la que sea- y unto la reflexión con un comentario sobre su gesto agrio, tal vez debido al hecho de haber tenido que abandonar la playa porque ese día se vio un tiburón merodeando por la misma.

Me miras como si fuera un marciano que acabase de aterrizar y te mofas de mi diciéndome que tal vez me haya dejado caer de ese planeta, aprovechando que la noche pasada ‘Marte estuvo más cerca de la Tierra que nunca’, según ese bulo que cada año en Agosto engatusa a todo aquel dispuesto a creerse lo primero que le digan.

Le atizo un trago largo a mi refresco –no de cola, porque no tengo que conducir y por lo tanto no es preciso que me mantenga despierto- y mientras las burbujas me estallan en la frente, te observo por encima del vaso esperando tu próximo comentario que sé, porque te conozco, no ha de tardar en llegar.

Mueves la cabeza de un lado a otro –atención- y tus ojos se pasean por el diario devorando lo que quiera que sea que no has de tardar en compartir conmigo.
Le doy otro sorbo al refresco y me preparo.
“¡Aquí tienes!” -¿para qué quiero leer el periódico, si tú ya me remarcas los temas de actualidad?- “La reina del pop es abucheada en Bucarest durante un concierto”. Y sigues leyendo en voz baja.

Pienso que por la reina del pop te referirás a Madonna, artista a la que conocí por primera vez en un inmenso póster que Xavi, el hijo de unos buenos amigos, tenía en su dormitorio de adolescente y me da por pensar en qué era más grande: si el inquilino de la estancia –con sus dos metros de estatura- o la foto de la cantante…

Vaticino que tras lo que me digas, esta mujer que nunca me cayó ni bien ni mal, me va a gustar. Como sé que esperas te demuestre mi interés, pregunto: ¿Qué ha hecho esta vez, ‘montarse un concierto con el guitarrista en el escenario?’.

Menos mal que las miradas no matan –al menos las tuyas-, porque habría tenido que presentar la baja por defunción… “¡Ha defendido a los gays y a los gitanos contra el racismo que sufren en Rumanía!”
Ya está: explotaste.
¡Ésta es mi chica! -te digo para templar los ánimos-, pero no sueñes en cambiar el mundo, siempre será igual. Dios aniquiló Sodoma y Gomorra por las prácticas homosexuales de sus habitantes –entre otras cosas- y hasta donde recuerdo, Jesucristo no rompió una lanza en su favor, aunque en cambio sí dijera aquello de ‘poner la otra mejilla’ para erradicar la práctica del ‘ojo por ojo’…

Sus ministros en la Tierra no solamente callan, sino que cuando hablan, lo hacen para herir. ¿Qué esperas de la gente? ¿Un milagro? Lo deseable hubiera sido que el crucificado hubiera defendido a los homosexuales allá donde su Padre no lo hizo…
Y si los defendió, los evangelistas lo callaron por vergüenza... Como está demostrado que callaron otras cosas que no interesaba al negocio que se estaba fraguando y que lleva dos mil años de beneficios.

¡Y qué te digo de los gitanos! Ojalá a un director de cine español le interese algún día dejar de contar historias de la Guerra Civil y nos cuente en imágenes La Gran Redada, esa persecución autorizada en 1749 por el rey de España, Fernando VI, para arrestar y exterminar a todos los gitanos del reino.

Ya ves. Antes que los nazis, fuimos nosotros. España contra otro pueblo elegido. Aunque esta vez, no lo haya sido por Dios. En su honor, te recuerdo lo que dijo Federico García Lorca en el Romancero Gitano: “…El gitano es lo más elemental, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza universal…”.

http://blogsfera.pascua.org

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