lunes, 1 de abril de 2013

La sombra del Pescador y la mirada de la Justicia

—Te aseguro que yo tampoco dudaría mucho más en creer, si no en Dios, sí en lo que algunas personas buenas son capaces de conseguir bajo su benéfica influencia.

—Lo dices con mucha convicción… —Y sé que cuando enfatizas así algo que dices, es porque en verdad lo consideras cierto.

—¡Pues claro! Cuesta mucho creer en algo que no ves y además no puedes tocar, de lo que parece que no hay evidencias claras y que además es utilizado como sombrilla por la empresa más antigua de la humanidad, que día tras día te bombardea con consignas que sus propios directivos y empleados no cumplen. Este hombre sin embargo, que calza sus pies planos con unas botas ortopédicas provistas de plantillas, que lleva al pecho una cruz de humilde plata en lugar de valioso oro, que se mueve entre la multitud de fieles en un coche descubierto y no blindado, que va a la iglesia andando en lugar de en limusina, que ha renunciado al Palacio Apostólico (aunque sea temporalmente) para vivir en la más humilde residencia de Santa Marta, que se encargó personalmente de pagar la factura de su residencia antes de ser elegido como Obispo de Roma y líder espiritual de un 33% de la población mundial,... ha conseguido en quince días lo que sus predecesores no habían logrado en varios siglos: que creyentes y no creyentes le respeten, le quieran y le admiren, no por lo que representa, sino por lo que dice y, porque lo que dice, lo hace. Tiemblen los curas y grandes jerarcas de la Iglesia que desde el púlpito se dicen pastores de ovejas, pero que rehúyen siempre que pueden (y eso es casi siempre) mezclarse entre ellas escudados en su rango,… porque el Jefe les ha dicho que quiere pastores que huelan a oveja. Nada de comerse solamente el queso, no… También deben oler a oveja, y eso solo se consigue acercándose mucho a ellas. ¡Me entusiasma, che!

—Ja, ja… Algo tendrá el Papa cuando lo bendicen… No hace falta que lo jures; lo dices con una convicción, que no me caben dudas. —Puedo leerlo en tu rostro como si lo hiciera en un libro abierto.

—Amigo mío, a la Iglesia católica le ha salido un brote verde. [...] Sigue leyendo

@pascuapuntocom