martes, 1 de octubre de 2013

Las malas hierbas


Llevamos largo rato discutiendo sobre la muerte de la pequeña de 12 años Asunta Basterra, hallada en una pista forestal del municipio coruñés de Teo, próximo a Santiago de Compostela, sin haber conseguido hasta el momento ponernos de acuerdo.



Como ya me tienes acostumbrado a tu proverbial furiosa intransigencia con maltratadores, violadores y asesinos de niños, he optado por buscar en ti ese punto de reflexión que, aunque en ocasiones tarde, siempre acaba por emerger a la superficie, tras que desde lo más profundo de tus vísceras solo escapara la bilis que a todos nos produce ganas de vomitar intensamente.



A duras penas estoy consiguiendo contener las mías, ante esta nueva muerte imperdonable que a todos nos ha vuelto a llenar de horror y asco.



Que los responsables de la muerte de la niña hayan sido, como todos los indicios señalan, sus padres adoptivos, el periodista Alfonso Basterra y la abogada Rosario Porto, y que presumiblemente lo hayan hecho por los bienes que el abuelo dejó en posesión de Asunta, no hace sino hurgar todavía más en nuestras conciencias, llevándonos hasta el límite mismo de lo que nuestra humanidad nos aconseja.

—¡Deberíamos tener unas condenas como las que tienen los norteamericanos para casos parecidos…! Y aun así, no sería bastante severa para quien mata a un niño.

—Te recuerdo, que en Estados Unidos se da uno de los mayores índices de criminalidad del mundo y que en muchas ocasiones, los menores continúan siendo agredidos o asesinados por el demente de turno… Parece que la pena de muerte no produce ningún temor a determinados sujetos.

—¿Te parece justo que la niña haya muerto para siempre y que los responsables acaben en una cárcel de máxima seguridad, viviendo a todo confort durante unos pocos años, para acabar saliendo dentro de nada por buena conducta y porque digan estar arrepentidos?

—No. No me parece justo, pero hay que aplicar la ley tal como está escrita.

—¿Qué te apuestas a que al final saldrá a relucir algún atenuante de culpa por el que no se les pueda aplicar la condena máxima?

—La verdad es que no me extrañaría nada, pero quiero confiar en que la justicia velará por la niña… Aunque para ella no existan ya esperanzas de una vida llena de sorpresas, del primer beso de amor, de la emoción por ser madre o del regocijo por las risas y abrazos de sus nietos.

—Al contrario que tú, yo creo que no hay justicia en este mundo. Por eso, les adornaría la celda con unas cuantas fotos de Asunta que no pudieran arrancar, así podrían verla de día y de noche hasta que su mirada inocente acabara por desquiciarlos de verdad.

La amargura derramada en tus últimas palabras, unida a ese brillo intenso y húmedo en tus pupilas, me dicen que ha llegado el momento de cambiar de tema, pero será dentro de unos minutos, tras tomarnos un aromático café que me apresto a preparar.

A la vez que cargo la cafetera, pienso en esa idea bastante extendida acerca de que solo quien puede parir sus hijos sabe cuánto duelen y cuánto se les ama… Idea con la que no comulgo en absoluto. Pero por si finalmente se demuestra que la nena fue asesinada por sus padres adoptivos y alguien afirma que de haber sido sus padres biológicos no la habrían matado, le recordaría una cita de Schiller: «No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos.» [...] Sigue leyendo

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domingo, 1 de septiembre de 2013

Regreso a las aulas


—Hay algo de fascinante en este primer día de septiembre, que no suele darse en otros días del año, ¿no te parece? —Tu pregunta me fuerza a reflexionar en ello y no tardo mucho en llegar a la misma conclusión, aunque quizás no por los mismos motivos. Sin embargo, decido responderte con otra pregunta.

—¿Por qué crees eso?

—Al contrario de lo que pensaba cuando era más joven, considero que la vuelta a la rutina tras tantos días de asueto es como recuperar algo perdido. Yo llevaba ya bastantes días echándolo de menos…

—¿Es que no lo has pasado bien?

—¡Al contrario! El descanso me ha resultado muy beneficioso y me ha permitido recuperar las energías de nuevo, pero añoraba "pelearme" con los problemas que van surgiendo a diario; hace que sienta la vida en toda su plenitud y lo más importante: que me sienta útil al resolverlos.

—¡Vaya! No te pareces a esas personas que cuando les preguntan por el final de sus vacaciones, suelen responder "se acabó lo bueno; ahora toca volver al trabajo…", cosa que dicen como con un cierto hastío.

—Deberían considerar lo afortunados que son por tener un trabajo esperándoles al término de su descanso, al no ser ricos para vivir unas vacaciones permanentes.

—Supongo que lo poco satisfechos que estén con lo que hacen para ganarse el sustento tendrá mucho que ver con sus palabras…

—¡Seguro! Pero no siempre podemos trabajar en lo que nos gustaría, así que toca amoldarse porque no están las cosas como para ser muy quisquillosos.

—Y si además deben entendérselas con un superior dispuesto a amargarles la existencia…

—Gente así la hay en todas partes, incluso entre tus vecinos, pero no puedes estar cambiando de piso cada vez que te las tienes que ver con un espécimen así.

—Celebro entonces que estés disfrutando con el inicio de este nuevo mes. Mi sensación hoy, cerrado el paréntesis vacacional, es muy similar a la tuya. Volver a pensar en todo lo que entraña este mes, como el colegio y los libros, pone en forma de nuevo mis neuronas (junto con la cartera) y hace que sienta lo gratificante de la lucha diaria, como tú decías antes.

—Hablando de libros… ¿Qué te parece lo del asalto reciente a un centro comercial por parte de un sindicato andaluz para robar libros y material escolar?

—Pues lo primero que me parece es que no deberíamos ni siquiera considerar en robar cosas así, porque tendrían que ser gratuitas en la enseñanza obligatoria; pero también me sorprende que los sindicalistas hayan sabido qué libros robar, porque yo llevo ya unos cuantos años teniendo que comprarlos en el colegio, "sí o sí", ya que no es que este me facilite mucho encontrarlos en otro sitio para que pueda comparar los precios al menos… Y claro, ni pensar siquiera en que cualquier libro pueda ser válido, puesto que todos los alumnos del aula los han de tener iguales. A ver si va a resultar que en Andalucía cada educando puede llevar a clase el libro que le dé la real gana o bien utilizan una especie de Enciclopedia Álvarez para todos…
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jueves, 1 de agosto de 2013

In Memoriam

Llevamos varias horas reunidos y contra lo que cabía esperar, no hemos permitido ni una sola vez la entrada de un político en la conversación. Nuestra sesión monográfica de hoy, dedicada por entero a las víctimas del accidente de tren de Santiago de Compostela, nos ha permitido dedicar un recuerdo largo y emocionado a todas y cada una de las 79 personas fallecidas, así como a los 57 heridos que todavía permanecen hospitalizados, 11 de ellos en estado crítico y entre estos últimos, un niño.

Si el maquinista es o no responsable de la tragedia, va quedando bastante claro una semana después del horror, mas la carga de la culpa también debe entrar en los despachos de Renfe y Adif, encargados en primera instancia de instalar y mantener todos los mecanismos de seguridad que hubieran evitado este derramamiento de sangre.

El error humano es inevitable, pero puede acabar en mera anécdota si las balizas cumplen su cometido de frenar el tren cuando este excede su velocidad prudencial en más de 110 km/h.
Pero parece también demostrado, que esa seguridad es inexistente en el punto donde debiera haber actuado cuando no lo hizo el maquinista.

Que una industria española como la ferroviaria, capaz de obtener la licitación para construir en Arabia Saudí o Brasil, aparque la seguridad de sus viajeros por unos miles de euros, no puede sino movernos a exigir a la justicia y al ministerio responsable que impongan las sanciones pertinentes para evitar nuevas catástrofes en lo sucesivo.
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lunes, 1 de julio de 2013

Café, tostadas... y mucha imaginación

Llevamos unas horas reunidos, como acostumbramos cada primero de mes, conversando sobre todo aquello que nos ayuda a afianzar más sólidamente si cabe, nuestra amistad sin paliativos.

El encuentro se produce temprano, para que así podamos estirar más el día.
Tras el desayuno, consistente en zumo para los dos, café para ti y
capuccino para mí, y tostadas a las que tú untas de mantequilla y mermelada, y a las que yo baño generosamente con un aceite de oliva virgen extra que es más verde que la oliva del que se extrajo, le damos un repaso a la prensa de igual manera que hacemos por separado a diario, con la excepción de que hoy estamos juntos.

Iniciar un debate no es nada complicado cuando durante la conversación se va hilvanando el tejido del que se compondrá.

Has estado desmenuzando en los últimos minutos los contenidos de los noticiarios, especialmente los televisivos, y uno de los que aparecen con cada vez mayor frecuencia, me incita a "entrar al trapo", tomando así la iniciativa.

—Hay escenas a las que es difícil sustraerse. Las protestas de chicas que se manifiestan con el torso desnudo y que acaban literalmente en manos de los policías, que sudan por contenerlas no sé si tanto por el esfuerzo físico o por el puramente sexual, me deja siempre la duda sobre si algún agente podrá finalmente resistir la tentación de tocar esos objetos de deseo, generalmente tapados, que en esas ocasiones tienen tan visibles… y tan "a mano". ¿Tú qué crees?
—A veces me lo he preguntado —esbozas una sutil sonrisa mientras respondes mi pregunta— y creo que he llegado a la misma conclusión que tú. Supongo que en ocasiones será inevitable, ya que debe de resultar bastante complicado retener a una persona exasperada, si no lleva puesta una prenda que pueda ayudar a la sujeción.
—¿No deberían ser agentes femeninos quienes se ocupasen de esas delicadas labores de contención de las manifestantes desnudas?
—Pues así debería ser, porque no teniendo las chicas en las protestas más armas que las de mujer, una policía del mismo sexo podría arreglárselas estupendamente para detenerla.
—¿Coincides conmigo entonces en que no hay manifestante "más peligroso" que una activista desnuda cuando los policías son hombres?
—¡Por completo! Coger a una mujer desnuda cuando docenas de ojos y cámaras te contemplan, evitando mirar y tocar donde no debes, al menos en público, es un asunto delicado. Sin duda.
—Sobre todo si los agentes masculinos ya están comprometidos… o casados.
—¡Ja, ja, ja…! Sí… La escena de la pareja esperándole en casa con el rodillo en la mano, es lo más gráfico que se me ocurre. [...] Sigue leyendo

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sábado, 1 de junio de 2013

Equipaje ligero

La sobremesa en este primero de junio y tras una deliciosa comida, más por la compañía que por las viandas, me lleva de nuevo a plantearme lo muy importante que es poder contar siempre con alguien con quien departir.

En un mundo interconectado globalmente, estamos, paradójicamente, cada vez más solos. Pasamos más tiempo ante el ordenador hablando con gente a la que no conocemos personalmente, que con aquellas personas que podrían hacernos sentir más cerca de lo que en realidad somos: entes necesitados de calor humano y de afecto. 

Las redes sociales nos han permitido llegar cada vez más lejos y a más gente, pero al mismo tiempo nos esclavizan frente a la pantalla del ordenador o del smartphone, mediante los cuales hacemos acopio de seguidores, que no de amigos.

Hablamos más con los pulgares que con la boca, y eso hace que de vez en cuando nos asombremos de escuchar el sonido de nuestra propia voz, ya casi una desconocida. Si hiciéramos la prueba con cualquiera de estas personas que nos rodean, muchas de ellas jóvenes, nos contestarían a cualquier asunto que les planteáramos con no más de 140 caracteres. 

Es el precio que debemos pagar por disponer de la facilidad de hablar de cualquier cosa, con cualquiera que quiera asomarse a nuestro perfil durante un rato para comprobar cómo de profundo es nuestro sentido común.

El ambiente es tranquilo y apacible en el gran salón de este restaurante donde las mesas están colocadas con verdadero gusto, permitiendo a los comensales que disfruten de la compañía de otros, pero sin restarles ni un ápice de su intimidad y de la oportunidad de conversar sin estridencias. [...] Sigue leyendo

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miércoles, 1 de mayo de 2013

6.202.700... y creciendo

Leo en tu mirada tal indignación, que forzosamente tiene que ser muy serio. Mientras voy consumiendo las páginas del periódico, que para variar no cuentan nada nuevo, pero que en todo caso no es bueno, te voy mirando de soslayo para que la explosión de ira que inevitablemente se producirá, no me encuentre desprevenido.

Hay suficientes ingredientes en el caldo de cultivo de la actualidad, como para preparar un indigesto mejunje que nos produzca úlceras sangrantes en el estómago. No pasa un día en que no nos den una nueva ducha de agua fría, a costa de los parados, de las pensiones o de la banca.

Los miembros del gobierno dicen una cosa y la contraria, un día sí y otro también; el presidente está la mayor parte del tiempo fuera de escena y cuando aparece, siembra más confusión y malestar; los más de 6.200.000 parados son de auténtica vergüenza nacional y cada vez que alguien levanta la alfombra para mirar debajo, resurge con crudeza toda la corrupción que ha estado tapando durante años.

Quizás no todo esté perdido, pero lo cierto es que lo parece.
Enzarzados hasta el hastío en el
'Tú más', no saben cómo ponerse a trabajar para intentar al menos corregir, las medidas que han demostrado no ya ser ineficaces, sino culpables de un mayor empobrecimiento de la población.

Navegando en un mar embravecido, a bordo de una nave resquebrajada por los embates de la tempestad, que nos azota desde hace varios años, y con una brújula trucada por Angela Merkel y sus oscuros y a la vez transparentes intereses particulares, no nos queda ya más que esperar lo peor.
Con la economía familiar diluyéndose por el desagüe, pedimos 41.400 millones para recapitalizar a la banca doméstica, mientras entregamos un donativo de 42.000 millones para el rescate de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre. O sea, un cambio de cromos con el que salimos perdiendo.

Personas que nunca se hubieran imaginado frente al domicilio de un político para exigirle responsabilidades, desesperados ven en ello la única vía para obligarle a tomar conciencia.
Que un parado de larga duración, italiano, la emprendiera a tiros con unos policías cuando su objetivo eran los políticos, es una clara señal de alarma que destella con fogonazos cegadores advirtiéndonos de que lo peor puede estar a punto de llegar. La desesperación es un acicate imprevisible que puede nublar los sentidos de la persona más equilibrada.
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lunes, 1 de abril de 2013

La sombra del Pescador y la mirada de la Justicia

—Te aseguro que yo tampoco dudaría mucho más en creer, si no en Dios, sí en lo que algunas personas buenas son capaces de conseguir bajo su benéfica influencia.

—Lo dices con mucha convicción… —Y sé que cuando enfatizas así algo que dices, es porque en verdad lo consideras cierto.

—¡Pues claro! Cuesta mucho creer en algo que no ves y además no puedes tocar, de lo que parece que no hay evidencias claras y que además es utilizado como sombrilla por la empresa más antigua de la humanidad, que día tras día te bombardea con consignas que sus propios directivos y empleados no cumplen. Este hombre sin embargo, que calza sus pies planos con unas botas ortopédicas provistas de plantillas, que lleva al pecho una cruz de humilde plata en lugar de valioso oro, que se mueve entre la multitud de fieles en un coche descubierto y no blindado, que va a la iglesia andando en lugar de en limusina, que ha renunciado al Palacio Apostólico (aunque sea temporalmente) para vivir en la más humilde residencia de Santa Marta, que se encargó personalmente de pagar la factura de su residencia antes de ser elegido como Obispo de Roma y líder espiritual de un 33% de la población mundial,... ha conseguido en quince días lo que sus predecesores no habían logrado en varios siglos: que creyentes y no creyentes le respeten, le quieran y le admiren, no por lo que representa, sino por lo que dice y, porque lo que dice, lo hace. Tiemblen los curas y grandes jerarcas de la Iglesia que desde el púlpito se dicen pastores de ovejas, pero que rehúyen siempre que pueden (y eso es casi siempre) mezclarse entre ellas escudados en su rango,… porque el Jefe les ha dicho que quiere pastores que huelan a oveja. Nada de comerse solamente el queso, no… También deben oler a oveja, y eso solo se consigue acercándose mucho a ellas. ¡Me entusiasma, che!

—Ja, ja… Algo tendrá el Papa cuando lo bendicen… No hace falta que lo jures; lo dices con una convicción, que no me caben dudas. —Puedo leerlo en tu rostro como si lo hiciera en un libro abierto.

—Amigo mío, a la Iglesia católica le ha salido un brote verde. [...] Sigue leyendo

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viernes, 1 de marzo de 2013

El buen vino, Urdangarín y los malos políticos

—¿Entonces crees que ha recibido presiones para renunciar?
—De la existencia de Dios tengo mis serias dudas, pero de eso no me cabe ninguna. —Respondes solemnemente.
—¿Y por qué crees que ha sido presionado?
—Los vestigios son demasiado apabullantes. Si algunos políticos no dudan en medrar todo lo que pueden para obtener suculentos beneficios, ¿dudas que puedan hacerlo también los curas de alto rango con poder en el Vaticano y sobre todo, en el Banco del Vaticano? A estas alturas de la película, ya sabemos que la pederastia está plenamente implantada en la Iglesia Católica, que oculta bajo sus sotanas una gran cantidad de podredumbre, mayor incluso de lo que podamos imaginar, lo que hace perfectamente creíble la sospecha de que también haya corrupción económica. Y el dinero y el sexo, amigo mío, son los principales motores del mundo.
—¿Y el ya Papa emérito Ratzinger ha aireado demasiados trapos sucios…?
—Apenas un pedacito del gran pastel que guardan entre sus muros. Así que, o se ha ido por fuertes presiones, quién sabe si también por amenazas, o se ha sentido asqueado y ha preferido hacerles a todosuna peineta, de forma elegante, claro está.
—¿Conque una una peineta, eh?
—Mismamente. Como las de Luis Bárcenas y la oscarizada Jennifer Lawrence a los periodistas
—Pues te confieso que el gesto de Ratzinger, el de su renuncia, ha hecho que por primera vez un papa me caiga bien. Sin necesidad de tener que comulgar con sus dogmas y doctrinas, le reconozco una gran honestidad para retirarse a tiempo, aunque luego lo haya vestido como que está viejo y cansado y prefiere encomendar esa tarea a alguien con más fuerzas.
—¿Dices honestidad? Bueno, en todo caso, los periódicos —que son ahora quienes escriben la Historia— nos dirán pronto cuáles fueron las verdaderas razones de la renuncia de Benedicto XVI. Tal vez algún día se conozcan los pormenores de ese informe que ha quedado a buen recaudo, para serle entregado al nuevo papa.

La mañana fría y desapacible del primer día de marzo, ha tenido una buena dosis de enjundia. Con el intermedio para la comida —salpimentada con asuntos de menor relevancia— y la sobremesa —regada con unos estupendos cafés y una copa de buen brandy—, la jornada nos ha trasladado a este momento de la tarde, ya casi oscurecida, en que los sucesos del día van quedando atrás y la noche apunta sus nuevos afanes. Es el momento idóneo para compartir una copa de excelente Oporto, como mejor complemento a unas deliciosas pastas que entretengan el estómago hasta la hora de la cena.

—¿Qué te parece eso de que Urdangarín esté buscando empleo permanentemente? —Es una de las noticias del día, junto con la de que Bárcenas haya ido a tener que fichar en la Audiencia Nacional, según el mandato del juez, que le obliga a ir también el día 15. Así que, con tu pregunta, damos un nuevo asalto a los asuntos que están en boca de todos.
—Pues que espero que no lo encuentre con facilidad. Antes que él, desde hace varios años, ya hay unos cuantos millones de personas haciendo lo mismo, pero sin éxito. Así que deberá guardar paciente cola, como los demás. Claro que, siempre le queda la opción de asistir a uno de los innumerables platós de televisión para vender sus memorias por entregas diarias o semanales, a cambio de un buen pellizco. Seguro que se lo rifan.
—¡Pues estaría bien, vaya que sí! Me lo estoy imaginando a él en primer plano hablando de su honor y de una conspiración judeo-masónica contra su persona, mientras a su suegro le dan las siete cosas plantado ante el televisor y los espectadores le van llamando ¡chorizo!
—Quizás no tardemos mucho en poder asistir a semejante esperpento, cosas más raras se ha visto.
—¡Oye! ¿Y eso de que debe 6 meses de hipoteca y solo tiene 80.000 euros en el banco…?
—Quizás el resto lo tiene bajo el colchón o bien resguardado en cualquier banco de un paraíso fiscal, pero opino que sería un buen momento para que la entidad que le concedió la hipoteca le embargase los bienes y lo desahuciara, como otras han hecho con muchas familias menos pudientes e infinitamente más honradas.
—Pero tú sabes que eso no lo veremos, ¿no?
—Si como su suegro dijo en cierto mensaje de Nochebuena, todos somos iguales ante la ley, así debería suceder. Ni él ni su familia quedarían en la calle y sin nada que comer como otras miles de personas, descuida. Pero sería bueno que el banco procediera, para que nos quedara claro que aquí no hay ciudadanos de primera clase ante la ley. Estamos faltos de una muestra de ejemplaridad contra los corruptos de alta alcurnia, incluidos los emparentados con la Casa Real.
—Pues ahora que la mencionas, ¿sabes que han configurado sus servidores para que los buscadores de internet como Google no compilen las referencias al yernísimo?
—Pues eso es lo que no entiendo. Si se tiene que decir a los robots que rastrean el dominio que no incluyan un determinado subdirectorio en el mismo, es porque todavía debe estar ubicado ahí. Desde mis escasos conocimientos en esos pormenores, me parece más sencillo y eficaz borrar por completo del servidor todas las referencias al indeseable, para que así el robot no se encontrara con dicha información. Lo que están haciendo, me sugiere que están esperando que pase el vendaval para rehabilitarle en la web por el simple procedimiento de borrar del fichero robots.txt las prohibiciones a su nombre, sin tener que reescribir los ficheros que lo contienen.


Contenido de robots.txt en el dominio www.casareal.es

—Finalmente el Gobierno impugnará la declaración soberanista catalana… Lo dejas caer antes de dar un complacido sorbo a tu Oporto, que paladeas despaciosamente.
—Es lógico. Si fundamentan en la ilegalidad la proclamación del Parlament, deben acudir al Constitucional para que sea quien dictamine sobre el asunto. Habrá que esperar a ver qué dice y, sobre todo, qué pasará después.
—Como te dije, yo tengo las maletas preparadas.
—Deseo que tengas que deshacerlas. Por cierto, ¿qué piensas de eso de que Bárcenas haya denunciado al PP por despido improcedente?
—¡Ja, ja! Que tendría mucha gracia que en el acto de conciliación le tuvieran que readmitir con el mismo cargo o indemnizarle con unos cuantos miles de euros más de los que ya le han dado.
—Sería el colmo, desde luego, pero resultaría divertido asistir a una declaración de la señora Cospedal, en la que anunciara que habían tenido que readmitirle o indemnizarle. Sería de chiste, vamos. Algo así, como el famoso caso del aborigen que se compró un boomerang nuevo y después se volvió loco intentando tirar el viejo.
—¡Ja, ja! Exacto. Eso sí que sería una buena chirigota para los Carnavales de Cádiz del año próximo, pero después de que haya denunciado en una comisaría al PP por forzar la puerta del despacho que tenía asignado en la sede del partido y de robarle dos ordenadores portátiles, no creo que haya reconciliación posible.
—Pero déjame recordarte, que la denuncia implica también al abogado del PP Alberto Durán, que es persona de confianza de la Cospedal…
—¡Ay, madre…! Al PP le ha salido un forúnculo en las posaderas y todavía no ha empezado a supurar. Aunque lo que a mí me ha causado más emoción, es saber que L.B. no se ha apuntado al paro, ni se apuntará.
—Dale tiempo para meditarlo y acabaremos por verle a él y al Urdanga haciendo cola para sellar.

La verdad es que ni yo mismo me creo lo que acabo de decir... Lo de guardar la cola correspondiente, que lo de apuntarse para sacar tajada, es otra historia más verosímil.

—Habrás observado que ser amigo de un rey suele darte buenos dividendos… ¿No tienes ninguno por ahí con el que presumir? —Ya veo por dónde va tu pregunta.
—¡Ya quisiera! Pero la plebe se acerca a la realeza a pedir limosna y solo le dan la mano. ¿Lo dices por la princesa Corinna?
—¡Claro está! Primero aparece en una amplia entrevista concedida al diario El Mundo —y no creo que haya sido gratuita, porque esta gente no da puntada sin hilo— y después aparece en la revista ‘Hola’, donde también habrá obtenido un cheque más que generoso.
—Ya nos ha convencido a todos, de que aunque sea rubia no tiene un pelo de tonta, que era uno de sus temores.
—Y como dijo que había hecho algunos trabajos para el Gobierno, este dice que eso no es verdad. ¿Se habrá dado ya cuenta el rey de que no se puede tener amigos —y mucho menos amigas de cacería—fuera de las trincheras, porque luego van y lo cascan?
—Todo esto sería mejor que una buena película, si no fuera porque el desempleo alcanza ya al 26,2% de la población —solo por detrás de Grecia—, y somos la comidilla del mundo, tal vez solo por detrás de Italia, que con Berlusconi & Cia. ha conseguido tras sus elecciones magnificar todavía más sus no demasiado pequeños problemas. —Hoy, se recomendaba a los inversores vender bonos italianos y comprar deuda española.
—¡Fantástico el Oporto! ¿Un poquito más?
—Hoy ya no tengo que conducir, así que, un poquito más, sí, que no correré el riesgo de que un radar de tráfico me cace a 216 Km/h.

La etiqueta de la botella señala que es un Vintage Porto, Reserva de 1991; será por eso por lo que es tan deliciosamente agradable. Sin duda, el buen vino se aquilata con los años y también con ellos, los malos políticos fermentan en un grado elevado de putridez repulsiva. Pese a ello, tienen un denominador común: nuestra fijación por repetir con los buenos vinos y los malos políticos.

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viernes, 1 de febrero de 2013

Los últimos serán los primeros

—¿Hablaremos de ello o no?
—¿Hablar de qué? —Te hago la pregunta de manera más bien retórica, porque sospecho a qué asunto te refieres; las últimas horas, no se han dedicado a otra cosa que a hablar de ello.
—¡Hombre! ¡Esta sí que es buena! De los sobres del PP y de la posible implicación de Rajoy como perceptor de ellos, por descontado.
—¿Esos sobres de los que nadie tiene constancia de haber recogido, cuya práctica cortó por lo sano Mª Dolores de Cospedal cuando se hizo cargo de la Secretaría General y que ahora resulta que nunca han existido?
—¡Eso es! Si nunca existieron, ¿qué fue lo que paró en seco la Cospedal?
—Pues no lo sé. Ya sabes que la política es el arte de decir hoy una cosa y mañana la contraria, añadiendo que no se dijo lo que está en las hemerotecas y negando que se haya hecho lo que está a la vista de todos. Así que no tengo ni idea de qué fue lo que paralizó esta señora, que además parece que está intentando vender montes públicos de Castilla-La Mancha para convertirlos en cotos de caza. ¡Quién sabe! Puede que incluso traigan elefantes.
—¡Eso estaría bien! Así nos evitaríamos los traslados urgentes en avión desde África y de paso, les quitamos a los castellano-manchegos la posibilidad de irse al campo a comerse una tortilla. ¡Qué demonios! Hay que sacar pasta de donde sea, aunque sea a tiros. Pero a lo que iba. El País, informa largo y tendido sobre los papeles de Bárcenas, que también niega la mayor, por supuesto. Este señor es un modelo de virtud y honradez.
—Ten en cuenta el patinazo de ese diario con la publicación en portada de la foto de Chávez, que al final resultó ser un mexicano que también había sido intervenido. A ver si va a ser otro pinchazo del diario… —Lo siento. No he podido evitar pincharte un poco, porque sé que para ti las cosas están claras. También lo están para mi, ¡faltaría más!
—¡Y un cuerno otro pinchazo! El PP tiene mucha basura en casa y no es capaz de meter la escoba, porque tendría que barrerse a si mismo. Lo peor de todo, es que siempre tenemos que pagar los de siempre: los ciudadanos. Nos fríen a impuestos desde el gobierno central, desde las comunidades autónomas y desde los ayuntamientos, para pagarles a ellos su lujoso tren de vida. Estamos tan enfangados por la corrupción, que no hay dios que pueda salvarnos; siempre que hay un culpable, pone en marcha el ventilador y esparce la porquería sobre los contrarios, que desgraciadamente también están pringados hasta el tuétano. Nómbrame un solo político honrado y, si dentro de un año no ha quedado salpicado por la sospecha, te pago una cena en el restaurante que elijas, en el país que elijas.
—¡Caramba, se me ocurre un restaurante en Nueva York en el que me gustaría cenar! Pero no. No se trata de ganarte una cena, sino de no apostar por nadie que se dedique a la política. No meto la mano en el fuego por nadie de ese ramo. Ninguno me merece tanta confianza.
—¿Lo ves? A ese punto hemos llegado. Ya no hay credibilidad en esta gente, pero se siguen llevando nuestros dineros, sin que seamos capaces de evitarlo; si nos manifestamos, la policía nos apalea aunque los dineros que se llevan también sean de ellos. Ya no se trata de que unos roben, sino de que los otros también lo hacen, dando así patente de corso a todos los que están dejando España en la auténtica ruina y sin credibilidad alguna fuera de sus fronteras. ¿Y quién los mete en la cárcel, que es el espacio natural donde deberían vivir estas sabandijas?
—Ja, ja, ja… Desde luego, ni hay pan, ni cárcel para tanto chorizo. No hay recinto carcelario en España que pueda acoger a tanto político corrupto y ladrón.
—Pues hacemos como con la basura nuclear: los mandamos a las cárceles de otros países. A mí, por descontado, no me importaría pagar un impuesto por mantenerlos hacinados en una cárcel africana o sudamericana; sería una buena forma de contribuir a la riqueza de naciones menos poderosas.
—Pero sin extradiciones posteriores por razones humanitarias, ¿no?...
—¡Faltaría más! Cumplimiento íntegro de las penas a cuatro mil kilómetros de aquí y vetados de por vida para desempeñar cualquier cargo público. ¿Tú qué haces cuando una manzana está podrida? La tiras a la basura y te olvidas, ¿no?

Te entiendo. Es difícil mantener la calma cuando una pandilla de mangantes descarados nos están expoliando desde hace muchos años y otros se suben al mismo carro cuando ven que no pasa nada. Hay seis millones de parados en España que no tienen perspectivas de encontrar un empleo y que han de suplicar ayudas que, o nunca llegan, o son insuficientes. El gobierno alardea de prorrogar la ayuda de 400 euros mientras el paro no baje del 20%, pero con todos los millones que nos han robado esos miserables, unido al que nos sablean con impuestos cada vez más desvergonzados y los sueldos millonarios que además les pagamos a quienes después nos saquean, habría suficiente para que ninguna familia tuviera carencias básicas, como el alimento y la vivienda, esta última casi pagada con una fortuna para sufragar las propinas de los constructores a los políticos, antes de que finalmente acabase en manos de un banco que nos estuvo sangrando con los intereses mientras pudo y que después la subastó por una miseria. Parece ir quedando claro por qué la vivienda ha sido y continúa siendo tan cara: de alguna parte debían salir las comisiones millonarias para políticos corruptos. Como siempre, es el Pueblo el que paga los destrozos.

—Y mientras los corruptos se llevan los billetes en maletas y siguen libres para continuar robando —contienes malamente tu indignación mientras hablas, y escucho atento lo que me dices—, a Emilia Soria, que gastó 193 euros de una tarjeta de crédito que encontró, la quieren meter en la cárcel por comprar comida y pañales para sus hijas pequeñas. La condena es de un año y diez meses e ingresará en prisión si no la indultan antes. ¡Y nunca había delinquido ni lo ha vuelto a hacer!
—¿Pero, para entrar en la cárcel no eran necesarios más de dos años de condena y no tener antecedentes?
—¡Por lo visto eso depende del partido político al que estés afiliado! ¡Y de la cantidad que robes! Cuanto mayor sea el botín, más posibilidades tienes de no ingresar en prisión y sacar una buena pasta por ir a los platós de televisión a contar tus hazañas.
—He leído sobre ese asunto, el de Emilia, y lo que más me llama la atención, es que habiéndole impuesto además una condena de seis meses que le conmutaron por una sanción económica de 900 euros, de los que ya ha pagado 500, y seis meses de trabajos para la comunidad que cumple barriendo las calles de su pueblo, el juez no le haya canjeado la prisión por más tiempo de trabajos para la comunidad y prefiriera enviarla a prisión.
—No te esfuerces en entenderlo; este Sistema no lo entiende ni la madre que lo parió. Ladrones más escandalosos han sido indultados por el gobierno y a esta muchacha solo la defienden los internautas, que han promovido una campaña de recogida de firmas en change.org para evitar su ingreso en prisión, junto con un bufete de abogados de Barcelona especializado en la petición de indultos que la asiste desinteresadamente.


El Consejo de Ministros del 1 de febrero, ha acordado indultar a Emilia.

—Los valores que nos hacían diferentes a los animales, se están yendo por el retrete.

Ignoro, y ni siquiera sospecho, qué intentas decirme esta vez; tu semblante serio, reflexivo y como velado por una nube de desesperanza, me transmite una sensación de proximidad. Lo que sea, será importante e inédito. Seguro.

—¿Qué piensas de los ancianos…? De la gente que ya ha perdido sus fuerzas para seguir batallando por cualquier cosa que no sea su precaria supervivencia diaria. —Confieso que la pregunta me desconcierta un tanto, pero respondo.
—Pues en virtud de los muchos años que estuvieron trabajando, levantando con su esfuerzo el país en el que ahora convivimos, sin olvidar que son los progenitores de su segunda generación, de la cual provienen unos cuantos millones de personas, me merecen un grandísimo respeto y consideración. No vivieron una etapa multicolor pero se las arreglaron para salir adelante, sacándonos adelante a nosotros al mismo tiempo, y dejándonos en herencia un buen ramillete de esos valores que decías que se marchan por el retrete.
—¿Dirías que lo poco o mucho que tienen, se lo han ganado a pulso?
—Exceptuando casos concretos, que también habrá entre esos jubilados unos cuantos mangantes y facinerosos de cuidado, diría que sí. La inmensa mayoría de ellos, puede presumir de haber alcanzado honestamente todo lo que tienen, que no creo sea mucho.
—Y si tuvieras que mencionar un ejemplo rápido de una sociedad que protege y respeta a sus viejos, ¿cuál mencionarías?

Estoy dando vueltas atropelladas a mis neuronas, intentando llegar al final de ese camino por el que me conduces, pero que desconozco dónde me llevará al fin. Al mismo tiempo, he hurgado en mi memoria intentando encontrar una respuesta que satisfaga tu pregunta y creo haberla hallado.

—Sin duda elegiría a los japoneses. Siempre he entendido que son un ejemplo a seguir a la hora de valorar a sus mayores, a los que profesan un gran cariño y respeto, algo que según me parece les llena de honor y orgullo.
—¡Honor…!
—¿Adónde quieres llegar?
—¿Te suena el comentario «Con lo hinchado que está el señor Borbón y la cantidad de pimple que se mete para el cuerpo espero que nos dure bien poquito, que está al caer»?
—Sí. Lo pronunció recientemente el actor o lo que quiera que sea ahora, porque le recuerdo más por andar metido en destrozos a bares y manifestaciones en apoyo a presos etarras que por otra cosa, Willy Toledo.
—¿Y…? —Hoy te has propuesto mantenerme en ascuas todo el tiempo… Pero seguiré tu itinerario.
—Y me produjo náuseas escuchar sus palabras. Más allá del hecho de ser o no monárquico, cosa que no le discuto, me parece aberrante que un ser humano desee la muerte a otro, sobre todo si este no ha participado en la muerte de un ser querido para aquel, cosa que no creo haya ocurrido. De haber sido así, podría haberle disculpado aduciendo que habló llevado por la rabia y el dolor. Antes al contrario, ese individuo pronunció sus palabras de manera meditada y tranquila. Sinceramente, no solo sus palabras, sino él mismo, me provocan un gran desprecio. Me he prometido no ver, escuchar o leer, nada que pueda reportarle beneficios económicos a este señor.
—Debo coincidir. Y también el Ministerio de Cultura debería tenerle en cuenta en lo sucesivo, a la hora de negarle cualquier tipo de subvención por su trabajo. Aunque vengan revestidon de una cierta dosis de cultura, algunos en realidad son unos espabilaos. de tomo y lomo. Bien pensado, ya que las subvenciones se dan con dineros públicos, se deberían convocar iniciativas populares por internet para decidir si se entregan o no. ¿La soberanía no dimana del Pueblo?
—¿Guarda relación ese sujeto con los ancianos y el respeto a sus derechos?
—De una forma casi tangencial; me acordé de él por eso de desear la muerte de un semejante. Hace pocos días, el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, pidió a los ancianos de su país que «se den prisa en morir», para que de esta manera el Estado no tenga que pagar su atención médica.
—¡Increíble! ¿No se ha hecho el hara-kiri todavía? ¡Ah, calla! Que esos eran los samuráis y lo hacían por honor; este sinvergüenza tampoco sabe lo que es eso, ni creo que ya nadie se lo pueda enseñar.
—Pues el malnacido, que también es viceprimer ministro, y por cierto uno de los políticos más ricos en Japón, remató el asunto diciendo que «Dios no quiera que ustedes [los ancianos] se vean obligados a vivir cuando quieran morir. Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo el tratamiento médico está pagado por el Gobierno». Y entonces fue cuando soltó la perla: «El problema no se resolverá a menos que ustedes se den prisa en morir».
—A mis años, todavía soy capaz de sorprenderme de la capacidad que tienen algunas personas de superar el límite de la estupidez.
—Y yo me pregunto por qué algunas personas tienen un cerebro tan privilegiado. ¿No sería mejor que la inteligencia estuviera repartida?
—Que ese ministro sea tan ruin, no es cosa de su corta inteligencia, sino de su exagerada maldad. Y ya que estamos con la inteligencia, leí hace poco un artículo que detallaba la lista de las 10 personas más inteligentes del planeta. No me sorprendió ver el nombre de Stephen Hawking, que con su coeficiente de 160, está sin embargo por debajo del de Kim Ung-Yong, que tiene 210 y figura en el libro Guiness como el hombre con el coeficiente más alto del mundo; este señor, a los tres años hablaba cuatro idiomas y resolvía cálculos integrales y diferenciales, con 8 años trabajó para la NASA y a los 16 tenía un doctorado en Física. Pero siempre hay alguien más inteligente: el investigador Terrence Tao tiene un coeficiente de 230, aunque paradójicamente no figura en el Guiness. En la lista figura también el cofundador de Microsoft, Paul Allen (170); el ajedrecista Garry Kasparov (190) y el que más me sorprendió, porque no conocía ese intelecto suyo, el actor James Woods (180).
—Propongo que en esa lista figuren también algunos de nuestros políticos más insignes y veteranos, porque hay que ser muy inteligente para llevarse el dinero por millones durante años, evitando que los cacen. ¿Hay alguno de ellos en esa lista?
—No. Pero deberían estar. Aunque al final los hayan pillado.

¿Inteligencia o Conciencia? La primera sin la segunda, no puede sino dar lugar a especímenes que solo pueden avergonzarnos. Mejor ser estúpido con el alma blanca, que estar dotado de una brillante inteligencia careciendo a la vez de la honestidad suficiente para vestirla de gala.

Hay hombres ricos que solo tienen dinero, hay políticos corruptos que solo quieren tener dinero, y hay, en fin, ciudadanos que lucharán toda su vida por tener algo de dinero, que no conseguirán porque se lo llevaron antes los ricos y los corruptos. Pese a todo, «los últimos serán siempre los primeros», Jesucristo dixit.

* * *

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martes, 1 de enero de 2013

Breakfast at Catalonia Square

De nuevo ante el cristal de la ventana, con la taza de humeante cappuccino en una mano, observo la calle tranquila a esta hora temprana, en que la mayoría todavía duerme tras una noche más larga de lo habitual. Fuera, en el parque, la misma estampa.

Sonrío al pensar en que lo que se parece a un simple Déjà Vu, en realidad es en esta oportunidad una auténtica vivencia de hace justamente un año.

También ahora tengo la sensación de disponer de un año entero, para acometer todos esos proyectos viejos que buscan realizarse al fin. Pero de igual forma, ahora, compruebo satisfecho que las incertidumbres de hace un año ya mostraron su verdadero rostro; otras que ni siquiera podía sospechar, se quitaron también la careta mostrando su desconocida faz.
La paciencia persevera como la mejor actitud ante el porvenir.

Oigo pasos que se acercan y que no pueden ser de nadie más que tuyos. Acostumbras a pisar con seguridad y firmeza, conformando siempre un peculiar compás que tengo bien identificado en mi memoria.
Me vuelvo hacia la puerta por la que asomarás en breve, mientras doy un pequeño sorbo del contenido de la taza.
Cuando te detienes bajo el dintel de la puerta, muestras una amplia sonrisa que acompaña a tu saludo.

—¡Feliz Año Nuevo, amigo mío!
—Feliz Año Nuevo para ti también. —Te deseo en el instante previo al gran abrazo que intercambiamos, para, seguidamente, hacerte una invitación.

—Ya sabes dónde está la cafetera. Sírvete y ven a contarme.

Mientras te oigo preparar la infusión, voy ordenando mentalmente algunos asuntos que quiero comentar contigo. Intentaré eludir los políticos, porque ya me producen verdadera náusea.

Regresas con la taza humeante en la mano, a la que con gesto reconcentrado dispensas un sorbo corto. Te miro y aguardo a que abras el debate.

—Es terrible lo que algunos perturbados son capaces de hacerle a los niños. La matanza reciente en el colegio de Connecticut (EE.UU.) y el secuestro de la nena almeriense de 16 meses a la que finalmente encontraron muerta en una balsa, han hecho que afloren mis sentimientos más vengativos hacia quienes perpetran tales atrocidades.
—Son asuntos sobrecogedores, es cierto, pero no dejemos en el olvido las consecuencias del afán de lucro desmedido que propició la tragedia de Madrid en la víspera de Todos los Santos…
—…O las masacres sin fin en Siria o en cualquier lugar donde el dictador de turno, se aferra a toda costa a la impunidad que le brinda su cargo para asesinar impunemente a todo aquel que le planta cara. Y mientras, la comunidad internacional mira para otro lado.
—Todavía me sobrecogen las imágenes difundidas por internet que muestran a un niño sirio decapitando a un soldado del régimen tendido en el suelo. Sentí escalofríos de horror al verlas.
—Si. Yo también las vi y me preguntaba entonces, y me pregunto ahora, cómo pueden algunos adultos ser tan salvajes y alentar a un crío a que cometa un acto de esa naturaleza.
—Quizás la respuesta sea que de esa forma, se aseguran de que al ser también adulto, continúe transitando por la senda de la violencia, la que le mostraron cuando era niño. Creo que estamos necesitados de una buena lección que nos haga ser menos violentos.
—Lástima que se equivocaran los mayas.
—¿A qué te refieres?
—Pues al tan comentado fin del mundo que “habían pronosticado” para el pasado 21 de diciembre. A veces creo que merecemos el impacto de otro pedrusco como el que extinguió a los dinosaurios hace 65 millones de años, poniendo fin a su reinado de más de 160 millones de años.
—Vislumbro mucho desánimo en ti esta mañana de año nuevo.

Como única respuesta, vuelves a dar un sorbo de tu taza de café y te entregas a un ceñudo silencio. Algo te corroe, sin duda, y presiento que debe ser lo suficientemente importante como para que te vistas, precisamente hoy, con ese semblante tan poco abierto.

—¿Leíste la entrevista que el diario La Razón le hizo al presidente de la CEOE, Juan Rosell? —Tu pregunta pone fin a un largo y meditabundo silencio por ambas partes.
—¿Aquella en la que afirmó que “el 60% de las empresas españolas están en pérdidas…”? Me detuve especialmente a considerar qué quiso decir al afirmar que ”El malestar social es evidente. Y el mundo empresarial no es una excepción (…) Lo que pasa es que los empresarios somos más reflexivos y no salimos a la calle.” O sea, que los ciudadanos de a pie somos irreflexivos por manifestarnos en defensa de nuestros derechos. Según el sr. Rosell, claro.
—Ja, Ja, ja. Sí. A mi también me chocó un poco y me entretuve en pensar qué pasaría si los despidos se tuviesen que indemnizar con 60 días por año trabajado, los salarios se incrementaran anualmente con el IPC + 5 puntos (algo así como hacen los bancos, que te cobran el interés de la hipoteca según el Euribor y después le suman un generoso diferencial) y además de 16 pagas anuales tuvieran que pagar a los trabajadores dos meses al año de vacaciones. Y como las cuentas me iban cuadrando mejor, pensé además que sería interesante que el IVA lo pagásemos a medias entre empresarios y trabajadores. Por último, hice algunas cábalas acerca de si esas medidas hubieran hecho perder la capacidad de reflexión de los empresarios, empujándoles a salir a las calles… Como hacemos nosotros ahora.
—Debo reconocer que tienes una gran imaginación para diseñar utopías.
—Ya sabes que la imaginación es gratis, de momento. Cada cual coge la cantidad que quiere.
¿Y qué me dices de otra de las perlas de la entrevista, en la que añade que ”hacer más cosas con menos dinero nos gusta” (a los empresarios, se entiende)? Es evidente que se refiere a los despidos más baratos y fáciles, los sueldos más bajos y todas esas medidas que han puesto a los trabajadores contra las cuerdas y dejado a los empresarios en el centro del ring con el puño en alto.
—Pues me parece que sus palabras son el resultado de una gran reflexión, en la que debe ser un maestro porque sin reflexionar demasiado, apuntó que esas son solo las primeras medidas, ”Después van a tener que venir otras más”. Me hizo pensar en esas multinacionales y grandes firmas que contratan mano de obra china o india, mucho más barata que la nuestra, para vender muy caros después en los países más pudientes, los frutos de esa explotación. No sé, a lo peor, hablaba tras poseer información privilegiada de lo que el gobierno nos prepara para inmediatamente después de las fiestas.
—¿Qué te parece si buscamos un sitio para comer?
—¿Te propongo que nos hagamos unos bocadillos y cojamos unas latas de cerveza, nos vayamos a dar buena cuenta de todo ello en un banco de la plaza Cataluña y continuemos allí nuestra tertulia? Así nos vamos entrenando, porque al ritmo que vamos, pronto no podremos comer otra cosa.
—¡Me parece fantástico! ¿Tienes por ahí unos pantalones viejos y a ser posible remendados?
—Para estar en consonancia, ¿no? Creo que podré complacerte.

Intento imaginar esa escena de la comida sencilla al aire libre, como diariamente practican miles de ciudadanos que no se pueden permitir hacerlo de otro modo, aunque por otra parte, sea lo mismo que hacen en la Gran Manzana los grandes ejecutivos que se dan un respiro, mientras engullen un perrito caliente. No hay por tanto nada indigno en comerse un bocadillo sentado en un banco; lo que de verdad importa es podérselo comer.

Queda todo un año por delante. Preñado de misterios, muchos de los cuales nos golpearán de tal modo al alcanzarnos, que nunca ya seremos capaces de recuperarnos. Un año completo para intentar materializar al fin nuestros grandes ideales.

En lo que se refiere a mí, como dijera Herman Hesse:
“He sido un hombre que busca y aún lo sigo siendo.
Pero ya no busco en las estrellas y en los libros,
sino que empiezo a escuchar las enseñanzas
que me comunica mi sangre.”

* * *

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